Barcelona quiere convertirse en una verdadera metrópolis verde, para combatir los graves problemas de isla de calor, la contaminación acústica y atmósferica y mejorar la calidad de todos sus ciudadanos.
En los próximos años, la capital de Cataluña aspira a añadir 44 nuevas hectáreas verdes a las 2.827 hectáreas que suman los espacios verdes con que ésta contaba en 2015. La intención es doble: por una parte, pretende fomentar la participación ciudadana a través de las zonas verdes co-gestionadas, así como devolver a la ciudadanía la conexión con la biodiversidad, y, por otra, mitigar el efecto “isla de calor” y aumentar la resiliencia ante las olas de calor, favoreciendo una mayor regulación térmica y también un mayor secuestro de carbono.

La capital catalana tiene el compromiso de conservar y mejorar su infraestructura ecológica para que la naturaleza en la ciudad configure una auténtica red verde que beneficie a todos los ciudadanos. Para conseguirlo, Ecología Urbana ha desarrollado el Plan del Verde y de la Biodiversidad que define los retos, objetivos y compromisos del gobierno municipal en relación a la conservación del verde y de la diversidad biológica de la ciudad. El documento planifica a largo plazo las actuaciones para conseguir una infraestructura ecológica que produzca beneficios para las personas y constituya no solo un servicio ambiental sino social para afrontar los retos de futuro.

Los objetivos del Plan Verde y Biodiversidad 2020 de Bacelona
- Conservar y mejorar el patrimonio natural de la ciudad y evitar la pérdida de especies y hábitats.
- Conseguir el máximo de superficie verde y trabajar su conectividad mediante los corredores verdes.
- Obtener los máximos servicios ambientales y sociales del verde y la biodiversidad y potenciar el valor que la sociedad les asigna.
- Hacer la ciudad más resiliente ante retos emergentes como el cambio climático

El Plan del Verde y de la Biodiversidad plantea la Barcelona del 2050 como una ciudad donde naturaleza y urbe interactuarán y se potenciarán mediante la conectividad del verde; en otras palabras: una ciudad en la que la infraestructura ecológica urbana quedará conectada con el territorio periférico y aportará más servicios ambientales y sociales, una ciudad en la que se apreciará la biodiversidad como el patrimonio colectivo que es y, en definitiva, una ciudad en la que se aprovecharán todas las oportunidades para introducir la naturaleza y favorecer el contacto de las personas con los elementos naturales, con la convicción de que una ciudad más verde es una ciudad más saludable.
